“Porque muchos son llamados, y pocos escogidos"
(Mateo 22:14)
(Mateo 22:14)
En una carta relataban parte de las cosas que Dios había ministrado en la vida de una persona, después de haber pasado un árido desierto. Una de las cosas que decia fue que Dios le había hablado de que él era un escogido y no un llamado.
Algunos de los sinónimos que tiene la palabra escogido, son los siguientes: seleccionado, elegido, designado, nombrado, investido y preferido. Ser investido es semejante a ser ungido y proclamado.
Una persona que ha sido llamada es convocada, citada, reunida, aclamada, emplazada, señalada, colocada, puesta, instalada y situada. Estás dos palabras se parecen mucho: ser llamado y ser escogido. Sin embargo hay una diferencia imponente y determinante entre ser una persona que es llamada y ser una persona que es escogida. Las personas llamadas tienen la opción de decidir si contestan o atienden el llamado que se les hace o si por el contrario, lo ignoran. En sus manos está la alternativa de escoger si quieren o no atender a la invitación que se les hace.
Pero una persona que ha sido escogida, fue marcada para realizar una tarea, un proyecto, un plan. Fue seleccionada para hacer algo en específico y debe cumplir con esa misión que le fue encomendada. Me parece que esas personas muy dentro de su corazón saben que son escogidas porque hay una llama que arde en su interior, algo superior a sus fuerzas que pese a todos los obstáculos, frustraciones y tropiezos en el camino, los hace continuar, porque saben que tienen una misión que cumplir. Son aquellos que no se rinden ante lo que parecen fracasos, que aún cansados, persisten. Son los que pagan el precio y caminan la milla extra. No andan claudicando porque conocen que su Dios los eligió y si cuentan con la aprobación y el respaldo de Dios, saben que finalmente todo saldrá bien.
Les voy a plantear un ejemplo de una persona llamada y una escogida para que ustedes entiendan lo que les quiero transmitir. Saúl y David, ambos fueron reyes de Israel. Uno, el primer rey y el otro, el segundo rey. Saúl fue llamado a ser rey porque un pueblo lo quería. Contaba con el respaldo de Dios, pero desobedeció las reglas que se le dieron y poco a poco se fue apartando de ese vínculo espiritual que lo unía a Dios. En determinado momento de su vida el decidió hacer las cosas a su manera y no escuchar la voz de Dios. Su final por cierto fue desastroso, quedó desechado por su desobediencia, celos, envidias y contiendas, entre otras cosas. Pero David fue escogido desde el vientre de su madre, aún sin saberlo. Aunque cometió muchos errores, amó al Señor profundamente y procuro hacer su voluntad. Tuvo la entereza y valentía de cuando cometió errores ir a la presencia del Señor, arrepentirse y pedir perdón. Tuvo prosperidad y al final de sus días sabía que iba a las moradas eternas. David cumplió todas las misiones para las que fue escogido por Dios.
Ahora te invito a meditar… Piensa profundamente si tienes la actitud de un llamado o un escogido. ¿Sigues en la marcha pese a todo o tú servicio a Dios es condicionado por las circunstancias y por los sentimientos que experimentas en el momento? ¿Cuándo no recibes lo que estás esperando en el momento, te impacientas, comienzas a claudicar y decides hacer las cosas a tu manera? Ante una respuesta negativa de Dios, ¿te comportas como un niño caprichoso y malcriado o sabes que aunque no logres comprender lo que pasa por completo, todo es por tu bien? ¿Alabas a Dios solamente cuando las cosas te salen bien o puedes también alabarle cuando las cosas parecen ir contradictorias en tu vida? ¿Estás asumiendo la posición y el rol para el cual ha sido escogido o quieres hacer solo lo que tú sientes lo que tú crees que está bien hacer? ¿Te gobiernas tú o te gobierna Dios? Puede sonar fuerte, pero nuestra actitud determinará y mostrará si en verdad somos escogidos o hemos decidido ser simplemente llamados. Porque recuerdan que como les dije al principio, los llamados deciden que hacer o que no, que ofertas aceptar o cuales no. Pero los escogidos aceptan órdenes superiores y las acatan u obedecen.
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